La detección de focos infecciosos en establecimientos del estado de Río Grande do Sul provocó la suspensión temporal de importaciones de algunos productos.
Las alarmas sanitarias se encendieron en el sur de Brasil en las últimas semanas. El descubrimiento de un brote de gripe aviar en una granja comercial del municipio de Montenegro, en el estado de Río Grande do Sul, activó una cadena de respuestas inmediatas en varios niveles: desde la instalación de barreras sanitarias en rutas brasileñas hasta la suspensión de importaciones por parte de algunas naciones vecinas.
El 16 de mayo, el Ministerio de Agricultura y Ganadería de Brasil informó sobre el brote, luego de que aproximadamente 17.000 aves murieran en el sitio afectado, algunas a causa del virus y otras por medidas de sacrificio preventivo. “No hay evidencia de contaminación en huevos”, explicaron desde la cartera de gobierno. Y subrayaron que el país adoptó “las medidas necesarias” para proteger la avicultura nacional. Sin embargo, el impacto del caso superó las fronteras. En pocos días, países como Argentina, México y China suspendieron en forma temporal las importaciones avícolas provenientes de Brasil.
La confirmación del brote en Río Grande do Sul tuvo repercusiones inmediatas en el territorio argentino. El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) solicitó a todas las granjas del país reforzar sus protocolos de bioseguridad y vigilancia.

El martes 20 de mayo, el Ministerio de Salud de Brasil informó que se descartó un caso sospechoso de influenza aviar en un trabajador agrícola del municipio de Montenegro (RS), “donde se identificó un brote de la enfermedad en aves. En la tarde del martes (20/05), Fiocruz, laboratorio de referencia para este tipo de análisis, confirmó que la prueba para la enfermedad fue negativa. En este momento, no hay otros casos sospechosos o bajo investigación en Brasil”.
En Argentina, la proximidad geográfica del foco —a solo 620 kilómetros de la frontera— llevó al Senasa a activar una serie de medidas preventivas, centradas en evitar la entrada del virus al territorio nacional.
Entre ellas, se suspendió la importación de productos avícolas brasileños certificados como libres de Influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP), aunque se mantuvo el ingreso de huevos fértiles y aves de un día, siempre que provengan de compartimentos sanitarios reconocidos por el Senasa.
Una cadena de respuestas frente a un virus de alto impacto
El brote registrado en Brasil no es un hecho aislado. La influenza aviar, particularmente en su variante de alta patogenicidad, representa una amenaza constante para la producción avícola global. Su rápida diseminación a través de aves migratorias convierte a la prevención en una tarea crítica, sobre todo en regiones con altos niveles de producción comercial.

Las recomendaciones emitidas por Senasa incluyeron acciones como revisar y reforzar las mallas antipájaros, optimizar las medidas de higiene, eliminar áreas con agua estancada que puedan atraer aves silvestres y evitar el uso de métodos agresivos para alejarlas. En relación con la genética aviar, se determinó mantener las importaciones de huevos fértiles y pollitos de un día, siempre que provengan de áreas reconocidas oficialmente como libres de enfermedad.
En paralelo, también se intensificaron las acciones dirigidas a productores de traspatio, a quienes se les recomendó mantener a sus aves en espacios cerrados, limpiar periódicamente los gallineros, utilizar ropa exclusiva para el manejo y restringir el acceso de fauna silvestre a comederos y bebederos. Esta categoría de producción, muchas veces informal y distribuida en zonas rurales o periurbanas, representa uno de los puntos críticos para la contención de enfermedades zoonóticas. Su vigilancia cobra especial relevancia cuando la amenaza proviene de países limítrofes.
Desde principios de año, Senasa y la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación desarrollaron talleres específicos para productores comerciales, con el objetivo de reforzar los conocimientos sobre bioseguridad, reconocimiento de síntomas y protocolos de notificación ante casos sospechosos. La formación, clave en estos escenarios, apuntó a brindar herramientas frente a una enfermedad cuyo avance puede producir un colapso en la producción de carne y huevos.
Según describe el Ministerio de Salud en Argentina, la influenza aviar (IA) tipo A es una enfermedad altamente infecciosa, producida por un virus de la familia Orthomyxoviridae que afecta principalmente a las aves domésticas y silvestres. En ocasiones también pueden contraerlo las personas y otras especies animales, como equinos, porcinos y caninos.