
El 24 de marzo de 1976, la Junta Militar anunció la implementación del llamado plan de «reorganización nacional» al margen de la Constitución.
Los militares tomaron el control de todo: decidían qué se podía leer, decir, hacer y qué música había que escuchar. Se confeccionaron listas con las canciones que no podían ser pasadas por las radios. Muchos artistas fueron prohibidos y tuvieron que dejar el país.
Ser rockero era sinónimo de subversivo. Esto quedó en claro en un discurso que brindó el almirante Emilio Massera el 25 de noviembre en la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Salvador. «El estremecimiento de la fe terrorista, derivación previsible de una escalada sensorial de nítido itinerario (…) continúa con el amor promiscuo, se prolonga en las drogas alucinógenas y en la ruptura de los últimos lazos con la realidad objetiva, común y desemboca al fin en la muerte, la ajena o en la propia, poco importa ya que la destrucción estará justificada por la redención social», sostuvo Massera frente a los alumnos.
Rock y Dictadura: historia de la música argentina
Pujol recordó estas palabras del almirante «ese famoso discurso es tenebroso. Hay una idea de persecución que va más allá del militante político. Por el sólo hecho de ser joven es objeto de sospecha y debe ser vigilado. El rock argentino de los ´70 y principios de los ´80 no era masivo, era un género seguido por la clase media y no ocupaba los titulares en los diarios y no había suplementos o recitales auspiciados por marcas de cervezas o celulares. No era marginal porque había revistas o discos, pero era un público minoritario».

Ser joven y escuchar rock no era una tarea fácil a finales de los ’70. «Era raro, porque era como si formaras parte de una secta. Y no solo por la actitud de la dictadura, sino del argentino promedio.
Y agregó: «Los jóvenes politizados de comienzos de los ’70, decían que ‘el rock era una pérdida de tiempo’. Los mayores decían que ‘era de vagos’. ¡Y después llegan los militares a decir que ‘escuchar rock es propio de drogadictos’. Como el rock fue perseguido desde su aparición (coincidente con el golpe de Onganía), ya había generado anticuerpos que funcionaron bien durante la dictadura. Las canciones de Charly y de León, los más jugados, estaban escritas en un lenguaje que hablaba de libertad y que la censura no podía detectar. Más allá de eso, hubo muchas canciones prohibidas, a veces por razones ridículas».
La Junta Militar armó una lista con las canciones que no se podían emitir en los medios de comunicación. Estas «listas negras» llegaron a las radios. Charly García optó por el sentido más poético y así logró la difusión de sus canciones.
Las canciones: censura durante la dictadura
«Las letras de las canciones apelaban a las alegorías o metáfora y no al mensaje directo. Charly fue un gran crítico de costumbres, tuvo la valentía y la agudeza para traducir en sus canciones ese clima de la época de asfíxia. Uno escucha la letra de «Viernes 3 am» y experimenta una sensación de ahogo, lo mismo pasa con «Alicia en el país» y en otras canciones».
«Alicia en el país» – Serú Girán (1980)
Charly García compuso el tema que formó parte del disco Bicicleta. El artista trazó un paralelo, con metáforas, el cuento de «Alicia en el país de las maravillas» y la realidad, para no caer en la censura.
«No cuentes lo que viste en los jardines, el sueño acabó. Ya no hay morsas ni tortugas. Un río de cabezas aplastadas por el mismo pie juegan cricket bajo la luna» o «Estamos en la tierra de nadie, pero es mía. Los inocentes son los culpables, dice su señoría, el Rey de espadas», son algunas de las frases que canta Charly.
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